Función

Los parques de una ciudad, no sólo dicen mucho de la estructura y configuración arquitectónica de ésta; también nos dan información fundamental sobre la idiosincrasia de quienes habitan dicha ciudad; sin embargo, hay espacios de espacios: hay parques para la recreación, otros ideados para hacer honor al mal gusto, otros tantos, simplemente reflejan un ideal arquitectónico y otros ofrecen un ámbito en el cual la gente pueda aprovecharlo para socializar a través de sus gestos, sus expresiones, sus palabras y su mismo estar.

Medellín y toda el área metropolitana es uno de los espacios urbanos más organizados de Colombia, pero no por ello es ajena a las dificultades sociales, ni mucho menos, a las falencias en materia de diseño arquitectónico. Una de esas falencias que es evidente si comparamos a Medellín con otras ciudades de Colombia y del mundo, es que en esta urbe no existen espacios públicos, de carácter lúdico, educativo o recreativo diseñados a partir de espacios verdes: la gran mayoría de parques con los que cuenta la ciudad son simples estructuras de adobe y hormigón que sólo reflejan una dimensión quieta e inamovible propia de estos materiales.

Precisamente, y de acuerdo a lo anterior, el Parque de Las Luces, más conocido como la Plaza de Cisneros, se constituye como un nuevo referente de ciudad que puede interpretarse a partir de elementos retóricos y argumentativos y que, a su vez, su arquitectura busca responder al estereotipo de ciudad que se ha venido construyendo en las últimas décadas en Medellín, una ciudad caracterizada, si bien por la ausencia de zonas verdes, por lo menos le está apostando a una arquitectura moderna y vanguardista que permite la construcción de un discurso afín al entorno mismo del parque.

Precisamente, esta propuesta de trabajo apunta a la identificación de dicho discurso, el cual busca mostrar una imagen de la ciudad de Medellín diferente a la del discurso violento que otrora imperaba tanto en el resto del país como en el mundo.